miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mi Abuela Carmela

Ya nunca te diré cómo estás
ya nunca pasaré por tu puerta
y pensaré en entrar.
Ya no puedo darte dos besos
los últimos fueron los más bonitos
cuando no quisiste soltarme la mano.
Te quiero mucho abuela te quiero
y al abuelo
que llevo su nombre y su imagen recuerdo
sé que dijiste que ahora irías con él de nuevo
como cuando yo no existía y tus hijos eran niños.

No hay sitio para comer contigo
no volveré a decirte que tus patatas y huevos
eran las mejores de cuantas comí en mi vida.
Ya se ha apagado la tele y tus ojos y tu sonrisa
la que hasta el último día tuviste.
Siempre con ánimo de hablar
siempre asomada en la vida con las palabras.

Entre tanto algún lamento y te decía que aún
quedaba mucho para eso, para irte.
Y te fuiste de verdad, manteniendo tu entereza.
Abuela Carmela.


A todos nos tenías contigo, rodeaba estabas
con tus fotos y el sosiego allá abajo en tu casita
tantos años trabajando y al final no queda nada
más que huesos algún tiempo
y el cariño en la memoria como este que te escribo
cariño por amor
y una sensación eterna en el pensamiento
nostalgia, llanto y orgullo, alegría.

sábado, 13 de junio de 2015

Intento de suicidio abortado


Esta carretera está algo desierta... ummmm... Pararé en esa gasolinera de ahí a ver si reposto y doy un paseo hasta el próximo hotel. 

Tengo un monólogo. Gané un concurso con él en Ríos de tinta:

Monólogos participantes.

Votaciones


Intento de suicidio abortado


Os dejo con mi amigo Perico. 




¡Cof cof! ¡Ejem…! Disculpen, ando con algo de tos… quiero decir, que estoy algo enfermo, no que ande con tos en vez de piernas, que eso sería a propulsión. Quizá con unos buenos patines se pueda andar con tos… ¡Buenas noches! Me presento: soy Perico Pé Rico, nombre y apellidos, no me tomen por tartamudo. Quiero contarles la breve historia de un intento de suicidio. Dicho así, suena siniestro. Pero si les digo que la causa es el desamor… entonces ya es otra cosa, es como más normal.

— Fulanito se ha intentado suicidar.
— ¿Y cómo ha sido?
— Su novia lo ha dejado.
— ¡Ah!, entonces con razón… Con lo buena que está... Ya no va a encontrar otra igual.

Es como si fuera la excusa perfecta para intentar irse al otro barrio. Un amiguete mío, tras quince años con su novia, decidió pedirle matrimonio. Compró un pedrusco carísimo, reservó en un restaurante de cinco tenedores con cinco puntas cada uno, se vistió con el traje de los domingos santos y hasta preparó una nota para leérsela. Quiso, el pobre, poner un poema en la nota; pero para esas cosas es algo torpe el Julián y buscó en internet uno para copiarlo. Se equivocó y en vez de “poemas de amor” el buscador entendió “problemas de olor”. Y él que ni lee ni escribe mucho, imaginen, lleva veinte años echando la misma combinación en la quiniela por no hacer una nueva y tachar casillas, le pidió a su sobrino que copiara aquello en la nota porque le resultaba muy largo. Claro, el chiquillo copió sin rechistar.

Pues bien, llegado el momento, recogió a Marieta en la puerta de su casa, puntual como de costumbre, y fueron en coche al restaurante. En el camino su novia preguntó: — ¿te has comprado una colonia nueva?
—Sí, cariño —respondió él—, ¿verdad que huelo a rico?
— ¿A rico, Julián? Hueles como si te hubieran tirado por encima una garrafa de ambientador.
— (Vaya… no empezamos bien) — pensó mi amigo Julián.

Y tenía razón, la cosa empezó a torcerse… Cuando aparcaron el coche resulta que un gitanillo de guante blanco les atracó sin miramientos.

— ¡Dazme tó lo que tengái!
— ¿Cómo? ¡Yo a ti no te doy ni la hora, sin vergüenza!
Y el gitanillo le endiñó tal hostia al Julián que lo dejó inconsciente en el suelo.
— ¡Ay, Julián! ¡Pero calzonazos! ¡Levántate que se ha “llevao” la bolsa del Porte Inglés que llevabas!

Mi pobre amigo Julián se repuso del golpe y se hartó de llorar porque en la bolsa estaba el anillo de pedida para su novia.
—No seas mariquita, Julián, que no ha sido para tanto, que parece que te hayan “quitao” un riñón. Anda… levanta.
—Sniff, sniff… ¡Qué “desgraciao” soy! Vamos al restaurante, que se hace tarde… sniff, sniff...

Ay, Julito… Es un caso este hombre. Pues llegaron al restaurante, al mejor restaurante de toda la ciudad: — ¿han reservado los señores?— preguntó el metre.
—Por supuesto, llamé por teléfono hace un mes— dijo mi amigo Julián retocándose la corbata,  muy dispuesto y con seriedad intachable.
—Anda… ¡qué sorpresa me tenías reservada, Julián!—. Su novia; mostrando interés.
—Yo para ti siempre tengo lo mejor…
Y Marieta pensaba: — (qué Dios me proteja).
—Caballero. ¿Su nombre es Julián Cantalejo Rodríguez?
— ¡El mismo que viste y calza! —Julián sacó su mejor sonrisa, de oreja a oreja.
—Pues han de saber que van a cenar en la mejor mesa de todo el restaurante, con vistas a las Montañas Gigantus, aunque como es de noche, sólo pueden apreciar las luces de los farolillos en los cortijos. El lugar donde se ubica la mesa está acondicionado para la más romántica de las citas y con todo tipo de servicios adicionales como nuestro novedoso “flipa for yu”. Por favor: ¿sería tan amable de facilitarme su tarjeta de crédito, señor Cantalejo? Son normas de la casa y están dispuestas para garantizar su máximo confort.
—Faltaría más… Un momento, por favor… a ver…
Julián se buscaba en los bolsillos desesperadamente. Se puso rojo como un pimiento pero no encontró la cartera. El gitanillo aquel se la birló sin que se diera cuenta.
— ¿Qué ocurre, Julián? ¡No me digas que no encuentras la cartera! Qué bochorno…
Ella replicaba y él no paraba de decir: —mierda, mierda…

Marieta salió despavorida del restaurante sin esperarlo. Julián sobre la marcha la perseguía sin parar de buscarse en los bolsillos. Tropezó con una mesa y tiró absolutamente todos los platos y vasos desparramando el contenido en las faldas de los comensales. Un desastre… Pobrecito mío.
Ya más calmados, en la calle, tuvo que pasar al plan B:
—Vamos, cariño, no te pongas así… El Plan B no está tan mal… Si te apetece pedimos las albóndigas caseras que ya sabes que son las mejores del barrio. ¿Eh, cariñín?
—Vaya porquería de noche que me estás dando. Lo que faltaba es terminar en la tasca esa comiendo albóndigas.
—Venga, mujer, no seas así. Desde que Manolo cocina en el Plan B no está tan mal la comida… Voy a llamar para anular las tarjetas de crédito… ¡Maldito gitanillo de las narices!…
— ¡¿Pero qué vas a anular, alma de cántaro?! ¡Si no tienes ni para pagar la factura de la luz! Estoy harta. Lo siento mucho, yo no puedo seguir así. Se ha colmado el vaso.
— ¡Para, para!… No seas negativa… verás…
Mi amigo Julián sacó la nota de su bolsillo en un intento desesperado de impresionar a Marieta y agarrándola del brazo para que no pudiera salir corriendo, dijo:
—Marieta; tengo que decirte algo muy importante:

En algunos casos se trata de la bromhidrosis
una enfermedad relacionada con las glándulas apocrinas
que causan un olor muy desagradable…

¡¡¡¡¡Pero esto qué carajo es!!!!! Para para… Hay un error, Marieta… Te quiero mucho… como la trucha al trucho, ¿sabes?

Entonces, ella, tragando saliva dijo lo que para Julián fue el golpe más duro de toda su vida:
—Estás muy mal, Julián Cantalejo, deberías ir a un psicólogo. Hemos terminado.
Así se alejó ella y él quedó con la boca abierta… Ay… Mi fiel amigo Julito, lo que tuvo que sufrir. Esa noche fue la causa de que intentara suicidarse. Os cuento el desenlace:

Al día siguiente aún estaba en la puerta del restaurante, dormido en el suelo. Lo ayudaron a levantarse y fue cuando se le cruzaron los cables. Lo primero que pensó:
— (Las vías del tren) —. Así de clara le vino la inspiración. Se dirigió paso a paso, despacito, sin prisa, hasta las vías del tren que no estaban muy lejos de allí.  Cuando llegó se detuvo mirando a la izquierda, quieto como una roca, hasta que vio acercarse la máquina.
— ¡Esta es la mía!— gritó. Y de un salto se puso en mitad de los raíles—. Un, dos, tres, cuatro… —seguía contando—quince, dieciséis, diecisiete…— y escuchó el fuerte aviso del tren y una frenada escandalosa. Creyó que todo había terminado.
—Amigo ¿se encuentra bien? Acompáñeme, por favor, deme la mano…
Julián pensó que estaba en el cielo o algo así, que Dios le estaba hablando… Abrió los ojos y vio a un señor con gorra. Era el maquinista y allí estaba el tren, parado delante de él.
Salió despavorido tirándose de los pelos. — ¡Es imposible, es imposible!—se repetía.
Se arrojó por una pendiente pronunciada y rodó durante casi un cuarto de hora. Quedó inconsciente largo tiempo pero se repuso. Miró a un lado, a otro… —Argggggg… ¡Quiero la muerte, no quiero seguir viviendo!
Se intentó ahorcar con su corbata en la rama de un árbol… Pues se rompió la corbata.
— Glup… glup… ¡SESENTA EUROS! ¡Sesenta putos euros y se rompe!

No hubo manera. No consiguió suicidarse de ninguna forma. Se metió a fumar; esnifó butano; se introdujo el móvil en los calzoncillos para que le afectaran las radiaciones; comió bisté de ternera de tres días, frío y sin masticar; se duchó saltando… Pero nada. Imposible. ¡Incluso vio Titanic siete veces seguidas! Ni por esas.

Y señores y señoras, ya termino: el lunes pasado me crucé con él, con mi amigo Julián Cantalejo, ¿y a que no saben qué me dijo?:

—Perico: mátame. Eres mi mejor amigo, eres el único que puede ayudarme. Si hasta le he mandado un wasáip de esos a Paco el policía diciéndole que me deje su pistola para ir a cazar… pero se ha negado. Acaba con mi sufrimiento, amigo mío.
Y yo le dije:
—Julián. Si te mato no podré participar en el concurso de monólogos de Ríos de Tinta porque no tendrá ninguna gracia… Si gano, la mitad del premio será tuyo. Cinco mil euros, amigo. Merece la pena vivir, ¿no?

 ¡¡¡¡¡Muchas gracias!!!!! Soy Perico Pé Rico y espero haberles entretenido. Si sufrís un desamor… ¡Cuenten conmigo!

domingo, 15 de febrero de 2015

Ríos de Tinta: comunidad literaria


Que el tiempo no se detiene es algo irrelevante para quien camina, porque el camino está hecho de tiempo y nosotros estamos inmersos en ello.

Como aficionado y participe del arte creativo y literario, me uní al comienzo de este año 2015 a un proyecto muy peculiar y lleno de ilusión. Ríos de Tinta.
Todo empezó cuando un antiguo compañero de un foro extinto propuso retomar las andanzas aquellas, las que nos juntaban frente a la pantalla para leernos, escribirnos, jugar y aventurarnos en mil y tantas fantasías.


Pues se ha llegado a empezar. Ya está en funcionamiento el foro, la comunidad, la página literaria. Entre unos pocos se decidió, con votaciones, un nombre. Ríos de tinta. Y luego un logotipo:





http://riosdetinta1.foroactivo.com/

https://www.facebook.com/riosdetintaforo?ref=hl

Ya sólo faltaba intervenir. Ya sólo faltaba lograr una comunicación. Ya sólo faltaban tod@s. Y de momento somos unos poquitos pero arde la página, se fusiona entre versos y cuentos, relatos y novela, juegos y actividades, concursos y tertulias.

Este post es una colaboración entre mi persona y esa comunidad literaria a la que quiero invitaros con fuerza y ojalá, puedan llegar ustedes para que haya nuevas aventuras.

Es así: entras, te registras, creas un usuario que puede ser anónimo o no. Puede ser un personaje de tu invención, o puedes ser tú mismo, con tu pluma y papel, con tu creatividad a flor de piel.


Tenemos secciones para publicar todo tipo de obras: cuentos, relatos, micros, textos de humor, teatro, poemas, pinturas, música, etc. Y una biblioteca donde entran todas las autorías, donde se puede elegir y leer fácilmente la obra de un autor. Y es automático. Publicas un poema, y en poco tiempo puedes verlo archivado en la biblioteca, en primera página.
Tenemos talleres moderados por responsables que trabajan duro y con esmero. Taller de historias, microtaller, uno de novela, etc.
Y ocio. Juegos de adivinanzas, de definiciones, de crear poemas colectivos... Y la opción de proponer cualquier juego interesante.
Hay tertulia, cine, espacios por estrenar, otros llenos de actividad, opciones para publicitar tus novelas, tus blogs, tus páginas webs personales.
Todo eso y más, todo eso y todo lo demás. Todo eso y todo lo que se te ocurra.

A consecuencia de todo esto, mi tiempo se ha reducido para las visitas a blogs. Pero no olvido y en cualquier momento vuelvo de gira por vuestros diarios, por otros nuevos también, y por todo lo que surja.

Esta es la puerta a los Ríos de Tinta, una terapia extraordinaria y una forma real de construir un personaje literario, un escritor misterioso, un poeta inspirado, un forero divertido, un romántico solitario o cualquiera que sea el que nazca de tu participación sorprendente.

https://www.facebook.com/riosdetintaforo?ref=hl

http://riosdetinta1.foroactivo.com/

domingo, 16 de noviembre de 2014

LuMa presenta: Rompe la luz, versión 2, improvisada estructura





LETRA Y MÚSICA: LuMa
INSTRUMENTOS: GUITARRA ACÚSTICA, PLUMA, CÁMARA
GRABADO EN DIRECTO; IMPROVISANDO










El sol no sabe nada de la noche
sus escuadrones de luz
destierran la oscura belleza
que se amotina al ocaso.

El sol no sabe nada de la noche
de esa negra libertaria
cuna de nuestros sueños
cuando en los ojos dormita el silencio.









martes, 29 de julio de 2014

Cómo hablar




Todo, cualquier espacio absoluto, minúsculo o inmenso
relativo a todo
se diluye y crea en un mismo instante.
Y es que el tiempo es una ilusión
como aquél domingo que barrimos los despojos del calor de la mañana
en nuestra espalda
y volví a sacar la guitarra de su funda
para hacerte cantar mi amor.

Así, todo
con sus imperfecciones y encantos…
cómo hablar.






https://vimeo.com/102055374






"Cómo hablar" pertenece al segundo disco de Amaral, "Una pequeña parte del mundo".

Para esta tercera grabación, LuMa ha optado por interpretar una canción ajena sin más pretención que la de divertirse y desparramar sensaciones. 

-Fue que nos sentamos frente al ordenador, y dijo Mari: ¿por qué no cantamos alguna canción? 

Mis planes pasaban por preparar una tarta helada, pero lo pospuse. Poco después nos hallábamos en la Alameda, un paraje mágico, dejando nuestra imagen en la canción.



Letra y música de Amaral
Versiona LuMa, como siempre en directo y con una guitarra española a la que se le está queriendo mucho. El vídeo es autoría de LuMa
Es posible que todo surja de una improvisada consecuencia.

sábado, 5 de julio de 2014

El juego del dinero






     Queridos familiares y amigos: en estos momentos no existo. Antes de irme mandé a mi primo Jeremías haceros entrega de esta carta, y menos mal que así pensé porque ahora no dispongo ni de fuerzas ni de pensamiento, mucho menos de ganas para escribir, ¡que las musas los quieren vivos!         
     Quería invitaros a mi funeral. Pensaréis que estoy loco, pero no, tranquilos, sólo estoy muerto. La ceremonia será dispuesta en los jardines del silencio, más conocido el lugar como el cementerio de la ermita, justo al día siguiente de que recibáis esta notificación. He contratado a la banda del pueblo para animaros la mañana; ruego mantengáis silencio mientras tocan, tomad ejemplo de mí.
    Os pido a todos que si lloráis sea de alegría, nada de malos tragos, todo lo contrario, porque os pienso invitar a un almuerzo, así que no me despidáis del todo, no, porque le he pagado a Julián una comida, y bebidas todas las que queráis hasta la hora del café, en el bar Chopo. Será la última vez que invite, que conste.          
     Y para poner la guinda al día de mi despedida he preparado un juego. Todos sabéis que no tengo pareja ni hijos, y que os quiero a todos mucho. También sabéis que poseo una gran fortuna, que no he contratado a los Rolling Stones por promocionar a la banda del pueblo. Entonces estaréis pensando que qué he hecho con mi dinero, que si se lo he dejado en herencia a alguien... Pues para cuando estéis en el Chopo almorzando a mi salud, que sepáis que aún tendré mi dinero (que no se os ocurra buscarme en los bolsillos en mi funeral). Cuando todos hayáis terminado el café, o la copa, o lo que sea, mi primo Jeremías anunciará en qué consiste el juego. El ganador será el nuevo beneficiario de todos mis bienes, así me aseguro de que no faltéis a la cita, de que estéis hasta el final.

          Con todo mi cariño os mando un beso desde este lugar remoto. Os espero paciente. Firmado: Jesús




Esta es la carta que Jesús escribió cuatro meses antes de su fallecimiento y que su primo Jeremías repartió a los invitados tras su muerte como él había querido. Su médico personal confirmó, aquella maldita tarde de abril, la mala noticia: cuatro meses de vida, dijo. Y no se equivocó.
Nadie faltó al acaecimiento, ninguno de los veinte invitados. Hubo cuchicheos varios como era de esperar, la mayoría referentes a la excentricidad de Jesús y a su extraño sentido del humor, pero también, disimuladamente y con respeto, sacaban el tema del dinero, casi avergonzándose al hablar.
La ceremonia fue célebre, y el almuerzo no tardó en llegar. Se brindaba sin cesar a la memoria del ausente, por su alma se bebía, y apenas dos tragos sobraron para que se empezase a destacar por encima de todo las virtudes del bueno de Jesús.
Y fue así que Jeremías se acercó a la puerta de la cocina, y en voz alta y ronca dijo lo siguiente:
-Os leo esto que mi primo me entregó: “Mantened silencio como lo hace mi alma en estos momentos. Quien más aguante sin hablar, sin comer, sin beber, y sin marcharse o separarse del sitio donde está, será multimillonario, porque le hago entrega de todas mis haciendas, de todo mi capital y de mis empresas que tan bien funcionan. En mi nombre os muestra Jeremías la acreditación ante notario de esto que os cuento. Suerte y larga vida a todos”.

Enmudeció la sala. Pasaron dos horas, tres horas, ocho horas… Se escuchaba el tic tac de un reloj de propaganda colocado junto a una caja de chicles. De vez en cuando la tos de alguno de los presentes rompía el silencio, o el chirriar de un taburete al moverse. De la calle entraba el ruido de un ciclomotor que circulaba, parecía no parar nunca, cada vez más lejos…
Así pasó la noche entera, la madrugada, y amaneció a puertas cerradas el bar Chopo. Luego volvió a pasar un día más con su noche, y otro… y otro… Se escuchaban hasta los corazones latiendo, secos, el crujir de las articulaciones, respiraciones enfoscadas y mórbidas, pestañeos de sangre, el tragar amargo y costoso ante la pérdida de todos los dotes físicos y psicológicos, golpes de rodillas al caer, gemidos lastimeros, impactos contra el suelo de impotencia y agonía… Pero no hubo palabras.  J
esús supo llevarse a sus amigos con él; pudo comprarlos.

El dinero es como el estiércol: no es bueno a no ser que se esparza. "Sir Francis Bacon"