Mezclar la conclusión con ir despacio, el
contoneo de tus caderas con mi rígida embestida, el café de la mañana con
azúcar y un rayo de sol que entre por la claraboya desnudando la mitad de tu
rostro.
¡Qué inmensidad, qué belleza!
No hay postura incómoda bajo tu cuerpo ni soplo de vida que no arrastre ante mí el olor de tu misterio y de tus hombros.
Mezclar la evidencia con lo incógnito, el baile de tus miradas con mis ojos fijos en ti, el postre de nuestra mesa con tus labios dibujados en el aire que respiro; y una de mis manos que te busca, y uno de mis pasos que se acerca… y tu vientre amado.
¡Qué inmensidad, qué belleza!
No hay postura incómoda bajo tu cuerpo ni soplo de vida que no arrastre ante mí el olor de tu misterio y de tus hombros.
Mezclar la evidencia con lo incógnito, el baile de tus miradas con mis ojos fijos en ti, el postre de nuestra mesa con tus labios dibujados en el aire que respiro; y una de mis manos que te busca, y uno de mis pasos que se acerca… y tu vientre amado.
¡Qué inmensidad, qué belleza!
Vas dejando tu imagen marcada en cada
espacio que ocupas, vas matando a sangre caliente la desidia de quien te mira
mientras bulle la saliva en las bocas.
Cómo y cuánto esperé embarrada mi haz, cuál fue la vida en tus cimientos y varias preguntas más que respondo en silencio y escribo al vacío.
Qué más hay mañana si tu espalda no la pierdo y mi mapa son tus huellas dactilares.
Para qué hacer preguntas pudiendo responder sin más.
Cómo y cuánto esperé embarrada mi haz, cuál fue la vida en tus cimientos y varias preguntas más que respondo en silencio y escribo al vacío.
Qué más hay mañana si tu espalda no la pierdo y mi mapa son tus huellas dactilares.
Para qué hacer preguntas pudiendo responder sin más.
¡Qué inmensidad, qué belleza!
No diré más que callo ni saltaré muros, vecindarios o institutos. Volveré torcido y retumbando sin estudios ya sabidos, sin vecinos con sus leyes abolidas, sin murallas ni espuertas de mezcla.
No diré más que callo… sombrearé si puedo lo quemado y dormiré tranquilo si sé que te amo.
No diré más que callo ni saltaré muros, vecindarios o institutos. Volveré torcido y retumbando sin estudios ya sabidos, sin vecinos con sus leyes abolidas, sin murallas ni espuertas de mezcla.
No diré más que callo… sombrearé si puedo lo quemado y dormiré tranquilo si sé que te amo.
Cuan inmensa es tu admiración por ella!,dice este poema.
ResponderEliminarY que bonito es leer lo que le escribes.
Besos, querido Luís.
Gracias, Ohma, mil gracias por tus palabras y por la lectura. Besazosss!!!!
EliminarEs admiración, es belleza, sí Luis, es amor.
ResponderEliminarMe encantó leerte.
Un besazo, amigo.
Esta "mezcla" tuya es muy grande, Luis. Es, creo yo, un avance muy importante en tus letras. Es puro sentimiento plasmado en una prosa poética que te sale de muy dentro y lo gritas al viento en cada renglón.
ResponderEliminarEste "mezclarnos" es amor. Amor con mayúsculas; unión de cuerpos y almas, de latidos intensos y sensaciones infinitas.
¡Qué inmensidad, qué belleza!
Me alegro de veras si ese es tu estado actual.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Vaya intensidad reflejan tus letras. Pasión, belleza y amor que muestras como un sentimiento natural.
ResponderEliminarUn brazo
¡Qué inmensidad, que belleza! nos lo das todo hecho, así que solo
ResponderEliminarme queda felicitarte por tu exposición tan visceral y pasional.
Un fuerte abrazo.
Compañeros, en este momento tengo que irme por buenos asuntos, comida de amigos y copas. No quería marcharme sin daros las gracias a todos por estos comentarios. Aurora, tu foto, tu amistad y tu beso son una alegría para mí.
ResponderEliminarMos, qué grandes tus comentarios, amigo. Sí, es mi estado actual, estas letras las escribí, exceptuando las cuatro primeras frases, en directo, ayer mismo.
Jose Manuel, leí tu comentario esta misma mañana y me llegó, como si te escuchase decirlo con la voz.
Y Paco, muchas gracias por la felicitación y por estar por aquí.
Besos y abrazos, y sobre todo, SALUD!! Eso os deseo todo el año. Eso queremos mantener.
Es innegable la madurez que vas logrando a medida que tu teclado,se va soltando..y bailas y giras con las palabras,fluyes con el ritmo que tienen los versos, y este es el maravilloso resultado!
ResponderEliminarGRACIAS!!!!!!
EliminarMe ha gustado Luis pero no tanto como el anterior
ResponderEliminaren este hay cosillas que hacen perder el ritmo
es decir la prosa no alcanza esa nitidez y esa
musicalidad poderosa.
Un abrazo Y feliz Navidad compañero.
Gracias, Cielo... sin duda, en la ocasión anterior dediqué mucho más tiempo. Esta vez improvisé casi por completo.
EliminarFELIZ NAVIDAD!!
Luis, una prosa amorosa. Te sentí con soltura, aunque el ritmo este menos marcado, no lo veo como defecto, al contrario.
ResponderEliminarSaludos y linda semana.
Gracias, Beatriz. Te deseo también una buena semana, y mucha salud.
Eliminar¡Cómo me gusta leerte y saberte así!
ResponderEliminarBesos siempre, chico del sur de las letras con alma.
Besos a ti, Ángela, fuertes, muy fuertes.
EliminarEl amor es profundidad, es calor, es color, es belleza, el amor te hace escribir versos tan lindos, Luis, precioso poema.
ResponderEliminarUn beso y felices fiestas.
Felices fiestas, María, besos y salud. Gracias por comentar, por leer.
EliminarQuerido Luís te dejo la dirección nueva de mi blog,
ResponderEliminarhttp://elviajeinacabadodeohma.blogspot.com.es/
Un abrazo.
Tomo nota, Ohma... ya me extrañó pasar y ver que tu blog había desaparecido. Otro abrazo
EliminarBueno, amigo...pues...¡que inmensidad,cuanta belleza!
ResponderEliminarPreciosa prosa y preciosa mezcla de la que nos hablas.
Un abrazo,amigo.
Otro abrazo, Castelo... lo inmenso es que sigamos en contacto, que leas mis relatos aunque se ahoguen, que sigas escribiendo y nos deleites.
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