Queridos familiares y amigos: en estos momentos no existo. Antes de irme mandé a mi primo Jeremías haceros entrega de esta carta, y menos mal que así pensé porque ahora no dispongo ni de fuerzas ni de pensamiento, mucho menos de ganas para escribir, ¡que las musas los quieren vivos!
Quería invitaros a mi funeral. Pensaréis que estoy loco, pero no, tranquilos, sólo estoy muerto. La ceremonia será dispuesta en los jardines del silencio, más conocido el lugar como el cementerio de la ermita, justo al día siguiente de que recibáis esta notificación. He contratado a la banda del pueblo para animaros la mañana; ruego mantengáis silencio mientras tocan, tomad ejemplo de mí.
Os pido a todos que si lloráis sea de alegría, nada de malos tragos, todo lo contrario, porque os pienso invitar a un almuerzo, así que no me despidáis del todo, no, porque le he pagado a Julián una comida, y bebidas todas las que queráis hasta la hora del café, en el bar Chopo. Será la última vez que invite, que conste.
Y para poner la guinda al día de mi despedida he preparado un juego. Todos sabéis que no tengo pareja ni hijos, y que os quiero a todos mucho. También sabéis que poseo una gran fortuna, que no he contratado a los Rolling Stones por promocionar a la banda del pueblo. Entonces estaréis pensando que qué he hecho con mi dinero, que si se lo he dejado en herencia a alguien... Pues para cuando estéis en el Chopo almorzando a mi salud, que sepáis que aún tendré mi dinero (que no se os ocurra buscarme en los bolsillos en mi funeral). Cuando todos hayáis terminado el café, o la copa, o lo que sea, mi primo Jeremías anunciará en qué consiste el juego. El ganador será el nuevo beneficiario de todos mis bienes, así me aseguro de que no faltéis a la cita, de que estéis hasta el final.
Con todo mi cariño os mando un beso desde este lugar remoto. Os espero paciente. Firmado: Jesús
Esta es la carta que Jesús escribió cuatro meses antes de su fallecimiento y que su primo Jeremías repartió a los invitados tras su muerte como él había querido. Su médico personal confirmó, aquella maldita tarde de abril, la mala noticia: cuatro meses de vida, dijo. Y no se equivocó.
Nadie faltó al acaecimiento, ninguno de los veinte invitados. Hubo cuchicheos varios como era de esperar, la mayoría referentes a la excentricidad de Jesús y a su extraño sentido del humor, pero también, disimuladamente y con respeto, sacaban el tema del dinero, casi avergonzándose al hablar.
La ceremonia fue célebre, y el almuerzo no tardó en llegar. Se brindaba sin cesar a la memoria del ausente, por su alma se bebía, y apenas dos tragos sobraron para que se empezase a destacar por encima de todo las virtudes del bueno de Jesús.
Y fue así que Jeremías se acercó a la puerta de la cocina, y en voz alta y ronca dijo lo siguiente:
-Os leo esto que mi primo me entregó: “Mantened silencio como lo hace mi alma en estos momentos. Quien más aguante sin hablar, sin comer, sin beber, y sin marcharse o separarse del sitio donde está, será multimillonario, porque le hago entrega de todas mis haciendas, de todo mi capital y de mis empresas que tan bien funcionan. En mi nombre os muestra Jeremías la acreditación ante notario de esto que os cuento. Suerte y larga vida a todos”.
Enmudeció la sala. Pasaron dos horas, tres horas, ocho horas… Se escuchaba el tic tac de un reloj de propaganda colocado junto a una caja de chicles. De vez en cuando la tos de alguno de los presentes rompía el silencio, o el chirriar de un taburete al moverse. De la calle entraba el ruido de un ciclomotor que circulaba, parecía no parar nunca, cada vez más lejos…
Así pasó la noche entera, la madrugada, y amaneció a puertas cerradas el bar Chopo. Luego volvió a pasar un día más con su noche, y otro… y otro… Se escuchaban hasta los corazones latiendo, secos, el crujir de las articulaciones, respiraciones enfoscadas y mórbidas, pestañeos de sangre, el tragar amargo y costoso ante la pérdida de todos los dotes físicos y psicológicos, golpes de rodillas al caer, gemidos lastimeros, impactos contra el suelo de impotencia y agonía… Pero no hubo palabras. Jesús supo llevarse a sus amigos con él; pudo comprarlos.
El dinero es como el estiércol: no es bueno a no ser que se esparza. "Sir Francis Bacon"
jajajajaja qué cabron el tio!!
ResponderEliminarMe imaginé caer uno a uno,aguantando lo indecible hasta morir y todo por un ainmensa fortuna claro.
AYYYYY qué tontos! Como si la vida no valiera nada!
Muy pero que muy buena la historia.
Un gran abrazo,Luís.
Gracias, Ohma. Todos quisieron morir millonarios, jajajaaj, irónico.
EliminarUn fuerte abrazo!
EliminarBuenísimo! Qué original! Me ha parecido un extraordinario relato!
ResponderEliminarGracias, amiga! Por leerme de nuevo y dejar rastro.
EliminarMuy buena historia, me ha encantado cómo nos la has contado. ( todos tenemos un precio) pero hay tantas maneras de vivir...
ResponderEliminarGracias , un abrazo
Esta vida, la que vivimos nosotros, está llena de condiciines y por supuesto como dices, Susana, de maneras de vivir (como también canta Rosendo).
EliminarOtro abrazo
Gracias a ti
EliminarAysss poderoso caballero...Si tan forrado estaba, un acuerdo de reparto entre hubiese acabado en menos de un minuto con todos vivos y un poquito más ricos...con cuánta razón decía que iba a ser la última vez que los iba a invitar, jajajaj.
ResponderEliminarUn relato magnífico!!!!
Muchas gracias, Nurocas. Eso sería lo justo siempre, el reparto de riquezas y oportunidades, y es posible! Pero casi siempre sucede como en el juego de Jesús.
EliminarSalud
Qué bueno!!!! Me los imagino ahí quietos y aguantando el tirón, jajajaja me has recordado a aquella película de Buñuel, El ángel exterminador. Vaya con Jesús!!!
ResponderEliminarUn abrazo amigo Luis.
Las pelis de Buñuel, siempre con tantos mensajes y diversidades... es cine orgànico, con vida propia e independiente. Gran artista mi tocayo.
EliminarGracias, Ana,por pasarte por aquì. Besos!
No se fueron con él por codicia, era su manera de demostrarle amistad. El personal, siempre tan bueno y generoso.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
...
EliminarA veces la gente sorprende con su amistad fiel, hasta en los momentos màs duros...
Gracias siempre, Amando
Muy buen humor negro compañero, con una fuerte moraleja. Un abrazo y este escrito me lo guardo jaja.
ResponderEliminarEs jodío el muerto, Rendan, mordaz y oscurillo el tío... jajajaa.
EliminarYo guardaré tu comentario mientras Blogger no haga ninguna trastada.
Un abrazo, compañero
¡Si! que eres original Luis, después de leer varios blogs con los mismos temas, es bueno leerte para saborear la diversidad de tu escritura.
ResponderEliminarUn abrazo con nada de ironía.
Gracias, Taty, por tu comentario. Seguiré buscando formas, lo prometo.
ResponderEliminarMe alegra mucho haberte entretenido con mi relato.
Te mando también un abrazo sincero
Pues esta te sienta, humor negro del bueno. Entretiene, hace reír pero sobre todo, hace pensar, pensar es bueno.
ResponderEliminarUn placer Luis, saludos.
Muchas gracias, Beatriz, compañera y poeta. El placer es mío por tu visita, de ser leído.
EliminarFiloso escrito, ironía a flor de pie.
ResponderEliminarSaludos.
Saludos, Jorge. Gracias por leer este relato y por tus palabras.
EliminarLa avaricia rompe el saco, y nunca mejor dicho!
ResponderEliminarLo rompe, desde luego, lo destroza. Gracias, Ana
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTe leo
ResponderEliminarsonrío
pienso
analizo me rio
No me gusta el sarcasmo
pero me gusta como escribís
Buen verano para vos
y el encanto de la mente de tus letras
Buen verano para ti también, de versos y soles, Recomenzar. Gracias
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