Doce en punto de la noche. Nichi habla con tres hombres en la entrada
del Infierno mientras apura un cigarrillo. Su mirada es de hielo y les habla
mirándoles muy fijamente a los ojos. Uno de ellos comenta que quiere invertir
en un negocio. El otro se limita a escupir monosílabos y mirar con frecuencia
en derredor. No para de entrar gente al local, es como un goteo continuo. Entre
el abrir y cerrar de puertas se escapa el rugido de la música. El tipo que
habla de negocios insiste en invitarla a una copa. Ella le dice que está
esperando a alguien y echa mano al teléfono móvil para mirar la hora. Hay un
mensaje de Josele en el que se disculpa por no poder ir y pide verla al día
siguiente. En el acto, acepta la copa del desconocido. Éste se presenta con el
nombre de William Wilson y ella sonríe.
-Yo soy Nichi. ¿Y tú cómo te llamas? –le
pregunta al otro varón.
-Mi nombre es Edgar.
-Las señoritas primero –dice el tal William mientras sostiene la enorme puerta del garito.
-Mi nombre es Edgar.
-Las señoritas primero –dice el tal William mientras sostiene la enorme puerta del garito.
Vuelve a sonreír y pasa en primer lugar.
Dentro no cabe ni un alfiler y la música está más alta de lo habitual. Tonos
rojos y amarillos predominan en las luces y en la decoración. Los tres se
acercan a una de las barras del local y William se encarga de hablar con el
barman. Esta escena se repetirá una y otra vez a lo largo de la madrugada.
-¿Sois amigos? –dice Nichi al oído de
William.
-¡No! No lo conozco de nada. Sólo hablé un rato con él en la puerta y parece ser que está a gusto. Creo que le debes haber gustado, ¿eh?
-¡No! No lo conozco de nada. Sólo hablé un rato con él en la puerta y parece ser que está a gusto. Creo que le debes haber gustado, ¿eh?
Nichi suelta una carcajada y se acerca a Edgar con la intención de
hacerle una pregunta.
-Bueno, Edgar… ¿a qué te dedicas?
-Trabajo de guardia de seguridad, hoy es mi noche libre… ¿no me recuerdas?
-¿Recordarte? No, ¿debería?
-Sí. Creí que te fijaste en mí. Fui alumno vuestro en la parroquia, tuyo y de Juan.
-Trabajo de guardia de seguridad, hoy es mi noche libre… ¿no me recuerdas?
-¿Recordarte? No, ¿debería?
-Sí. Creí que te fijaste en mí. Fui alumno vuestro en la parroquia, tuyo y de Juan.
A Nichi le cambió el rostro en ese justo instante, se quedó estupefacta,
atónita… Y lo primero que le pasó por la cabeza fue que a la noche siguiente
vería de nuevo a Juan, tras mucho tiempo.
-¿Qué te ocurre? –le dijo William al
oído.
-Nada… no me encuentro bien del todo…
-¿Qué os parece si a esta copa invito yo? –dijo Edgar forzando la voz, casi gritando.
-Bien, pide lo mismo –respondió William con seriedad.
-Nada… no me encuentro bien del todo…
-¿Qué os parece si a esta copa invito yo? –dijo Edgar forzando la voz, casi gritando.
-Bien, pide lo mismo –respondió William con seriedad.
Edgar fue solo a la barra y mientras tanto, William intentaba ser amable
con Nichi para sacarle una sonrisa, porque ya había notado, en tan poco tiempo,
que ella era buena chica y con tan solo unas carantoñas le vería mejorar el
ánimo.
Brindaron por esa noche, moviendo las caderas y cantando a pleno pulmón. Se escuchaba un clásico de los Rolling Stones y ella saltaba enfebrecida. Iba para un lado, para otro, se contoneaba entre la multitud, se perdía riendo sin parar. Y las horas pasaron como flechas haciendo parábola en torno al planeta.
Brindaron por esa noche, moviendo las caderas y cantando a pleno pulmón. Se escuchaba un clásico de los Rolling Stones y ella saltaba enfebrecida. Iba para un lado, para otro, se contoneaba entre la multitud, se perdía riendo sin parar. Y las horas pasaron como flechas haciendo parábola en torno al planeta.
-¿Dónde está?… ¿William Wilson? –preguntó
Nichi a Edgar tartamudeando, con la voz apagada como la luz de una vela
consumida.
-No lo veo desde hace por lo menos dos horas.
-… No puede ser… acabo de verlo…
-Van a cerrar la discoteca, ¿quieres que te lleve a casa?
-No… no me gustas, Edgar… jajajajaja
-¿De qué te ríes?
-Mira… es tarde… me voy a casa yo solita, no te preocupes.
-No lo veo desde hace por lo menos dos horas.
-… No puede ser… acabo de verlo…
-Van a cerrar la discoteca, ¿quieres que te lleve a casa?
-No… no me gustas, Edgar… jajajajaja
-¿De qué te ríes?
-Mira… es tarde… me voy a casa yo solita, no te preocupes.
Nichi salió por la puerta del Infierno y la luz del día la hizo llevarse una mano a la cara. Anduvo despacio en dirección a su piso. No estaba muy lejos de allí, tenía que cruzar una avenida y callejear un poco. Al pasar por frente de su parroquia (aunque ya no fuese nada suya, así la llamaba) empezó a marearse ante el silencio rotundo de aquella calle y entre pitidos chirriantes en los oídos. Tuvo que sentarse en el suelo, y con los ojos borrosos vislumbró una silueta enorme frente a ella. Sintió una mano ardiente en uno de sus delgados brazos y una boca que le mordía el cuello. Lanzó su otro brazo con el poco ímpetu que logró sacar de su derrumbado aturdimiento y aquella mole la derrumbó de un impacto. Sentía un peso asfixiante sobre ella, tumbada en el suelo. Sólo podía levantar apenas cinco centímetros la cabeza y vio el pequeño pórtico de la parroquia teñido de sangre. Su expresión era funesta y horrible, como la cara de un ratoncito atrapado en una trampa.
¡Dios! Dime quién fue, Nichi, dime quién era ese desgraciado.
Tardarían horas en encontrarla en aquella calle, semidesnuda y
colapsada, en trance. Sus dedos famélicos estaban unidos, como en posición de
rezo, manteniendo, junto con el corazón, la poca fuerza que quedaba en ella. Se
la llevaron al hospital y pasó el día entero sin decir una palabra, con pronóstico
reservado. Según los médicos, su estado de shock pudiera durarle incluso varios
días, mínimo.
Llegaron las nueve de la noche. Juan, al margen de lo sucedido, estaba en
el portal del piso de Nichi, puntual y algo nervioso. Pensaba para sí mismo que
debía contarle su bisexualidad.
Llama al telefonillo y a los pocos segundos suena el típico chasquido
del descuelgue. Juan espera un “hola”, o algo, pero sólo se abre el portón metálico y acepta no decir nada. Entra y
sube las escaleras hasta el tercero B. Encuentra la puerta levemente abierta. Llama.
-¿Se puede? –dice Juan con extraña
parsimonia pero no recibe contestación alguna e insiste:
-¿Se puede? ¡Hola! ¡Voy a entrar! ¿Nichi?
-¿Se puede? ¡Hola! ¡Voy a entrar! ¿Nichi?
Abre la puerta del todo y entra. La cierra a sus espaldas, la luz
amarillenta del salón está encendida, aunque en el recibidor hay cierta
penumbra. Vuelve a preguntar y se siente enrarecido. Al pasar al salón comprueba que no hay
absolutamente nadie. Sin entender lo que ocurre, acude a aquella palabra que
tanto hacía feliz a Nichi.
-¿Dónde estás, cielo? Tengo ganas de
verte…
Y es entonces cuando se le cae encima un viejo mueblecito algo
descolgado, provocándole la caída y su correspondiente indisposición. Pero Juan
tiene los ojos abiertos como platos y se intenta incorporar. No puede. Se queda
apoyado sobre sus brazos, como a gatas y ahora sí ve a Nichi. Está de espaldas
a una ventana, fumando. Juan intenta desesperadamente decir algo pero parece
haber quedado mudo. Ella grita lo siguiente sin darse la vuelta:
-¡Puto niño! ¡Tantos años para nada!
¡Toda mi vida tirada a la basura! ¡Puto niño!
Las voces bloquean la respiración de Juan; llora, intenta hablar de
nuevo y sale de su boca aquella palabra: cielo. Nichi se da la vuelta y arroja unas
viejas fotografías esparciéndolas por el aire. Su cara está desencajada y
mantiene una sola lágrima en la mejilla, aunque es del tamaño de una moneda de
céntimo.
-¡Cielo! ¡Infierno! ¡Puto niño, puto Juan! No soy yo
quien ves, mi cuerpo no está aquí contigo, como no lo ha estado últimamente,
pero mi alma estará por siempre a tu lado. Ahora eres mi hermano, te quiero.
Juan cerró los ojos con fuerza, y al abrirlos volvía a estar solo en el salón. Salió del piso tembloroso y
acobardado. Había sufrido un accidente y tuvo una espantosa visión. Llamó a Nichi y le atendió al teléfono su hermana. Ésta le contó lo que había sucedido. Fue al hospital y provocó, con
sólo su presencia, que la joven y tierna Nichi hablase.
FIN
Muchímas gracias a todos por el seguimiento, por las lecturas y por vuestros comentarios.
ResponderEliminarMe ha costado muchísimo escribir este relato. Como nunca antes.
Maite, gracias por tus palabras y por tu apoyo.
Lichazul, muchas gracias por estar aquí.
María Eugenia, mil gracias, el amor a veces parece ser lo contrario.
Joaki, me alegra muchísimo leer tus comentarios y yo también reí con tu humor irónico. :) Gracias
Ohma, gracias por tus palabras. Estoy muy espectante a tus letras.
Trini, TriniReina, gracias, es un orgullo.
Mos, muchas gracias, compañero, hasta tu orilla.
Aurora, un millón y medio de gracias.
Luna... que me gusta verte por aquí.
Analogy, gracias por leer y por ayudar.
Cielo, muchas gracias, sabes que es un honor (el fantasma no tiene nada que ver contigo, eh?, es casualidad) :)
Trini, tus viajes son muy buenos, te envidio, pero sanamente. Gracias por leer.
Beatriz, es un verdadero placer, tus poemas cada día me gustan más.
Gracias a La Soledad, muchas gracias.
SALUD!!!
Madre mía Luis, el final me ha sorprendido porque no es el que esperaba. Me ha decepcionado un poco la verdad, porque era una historia bastante cruda, real, una ruptura dolorosa de un gran amor por parte de una chica enfermiza, suele suceder que idealicen al primero que les haga caso (bueno hay muchas así), y él, la deja plantada antes de la boda porque se tira para la otra acera, ella se pierde... ¡fantástico! hasta ahí todo genial. Luego a ella la ¿violan? o ha sido también una visión paranormal? ya ahí me he perdido sobre todo cuando he leído el final, porque Juan por lo visto también ha sufrido otro suceso. No sé... es mi modesta opinión, me esperaba o me hubiese gustado (mejor dicho), que por ejemplo ella hubiese llegado a verse con Juan y se hubiese dado cuenta de que ya no lo amaba, que era un recuerdo, una obsesión, que fue un sueño y que era hora de pasar página y cambiar un poco de vida. O que él, Juan, se hubiese arrepentido y fuera él quien se diese cuenta de que ella era el gran amor de su vida y quería intentar volver. Y si ya me tiro más por mis finales favoritos, pues que le clave un cuchillo mientras está sentada desnuda encima de él (tipo instinto básico, sí que pasa...), por haberla engañado y haberle hecho tanto daño, total ella tampoco estaba muy bien de la cabeza... ya sabes... enajenación mental transitoria.
ResponderEliminarMadre mía que tostón te he soltado Luis uffff... pero es que es lo que me ha salido al leer el final, que esperaba además ansiosa.
Gracias a tí por compartir tus letras con nosotros, me hace sentir bien pasar por aquí y ver tus cambios de registros, que cada vez se te dan mejor.
Besazos.
jajajajaj, GRACIAS. De tostón nada, tostón mi relato (y menos mal que no lo he alargado más) He unido todas las piezas pero claro, adentrándome en la lectura y no en la escritura. Qué pasa entonces? que me hubieran hecho falta más partes para esclarecer todo, y creo que no es necesario. No creo que tampoco esté bien decir lo que me empujó a escribir "algo". Es mejor que la imaginación vuele. Lo que sí es verdad, es que es un gustazo que opines y dejes tus impresiones. Así se aprende.
EliminarGracias, Maite, un besazo
Bueno, es un relato bastante atípico. Nada previsible, la verdad, y eso es justo lo que me gusta. Ha debido de ser bastante difícil unir la historia y darle un toque sorprendente y no esperado.
ResponderEliminarFelicidades, Luisito!
Gracias de nuevo, Ana. Muchos besos!!!
EliminarAcaba de una manera un poco confusa, no la violación por parte de william sino la aparición de la alma de Nichi a Juan un alma muy dolida como es natural,pero al final hay reconciliación.
ResponderEliminarQuizás el final un poco precipitado, :)
Pero bueno la historia enganchó.
Besos amigo Luís.
Me gusta, me gustan vuestras opiniones!!! Gracias, Ohma. Sí que es confuso, mucho.
EliminarBueno, la verdad es que este relato ha sido precipitado desde el principio... no volveré a escribirlo, jajajjaaj. :)
BESOS
Sinceramente me ha gustado, ha sido como si fuesen tres historias en una. Para nada me esperaba el final. Empieza de una forma sutil y acaba algo tétrico.
ResponderEliminarEnhorabuena, Luis.
Besazos.
He querido hacer notar ese cambio en la personalidad de la joven, esa oscuridad depresiva, ese golpe rotundo por los sucesos. Gracias, Aurora, te mando besos!!!
Eliminarese climax en el piso de Nichi entre Juan y la aparición del alma, es todo un acierto, además sirve de quiebre para todo el trabajo narrativo pues le da un giro inesperado
ResponderEliminarfelicitaciones una vez más Luis
abrasos y feliz feliz jornada
Gracias, Lichazul, feliz fin de semana para ti. Es ahí, en ese momento extraño, donde en efecto he querido invertir la sorpresa y explicar que Juan va a cargar con todo ese dolor encerrado en el alma de Nichi.
EliminarMil gracias
Yo entiendo que Nichi la poseyó el diablo y ahora a Juan le ha tocado lidiar con su alma endemoniada. Si es así, bien merecido lo tiene.
ResponderEliminarAbrazos
Ha sido es, justo eso, aunque no existan entes, es la más fácil explicación. Gracias, Trini.
EliminarMás abrazos
Hola Luis, llego a tu blog de la mano de nuestra común amiga María y así agradecerte tus palabras en mi sencillo poema "madre". Será un placer viajar en esta peculiar "carretera secundaria" y disfrutar con tus relatos.
ResponderEliminarUn saludo desde mi "barco de papel"
Gracias por tu visita, Angeles, camina cuando quieras por aquí. Visité tu blog, volveré.
EliminarUn saludo hasta tu barquito
Hola Luis: Yo opino un poco como Maite N., es decir, una pequeña decepción por ese final sorpresa pero algo enmarañado y totalmente atípico. No sé..., es como una historia que te ha guiado sin saber cómo continuar y precipitarte con el desenlace.
ResponderEliminarYa he dicho que las dos primeras partes eran auténticamente como un culebrón moderno, de este año por ejemplo, pero con ese toque tuyo tan "sui generis".
Mantengo que eres el Quentin Tarantino de las letras y ahora añadiría también que eres el David Linch de los relatos. Y eso es un halago, Luis.
En fin, me hubiera gustado otro final. También me gustaría saber qué te llevó a escribir este relato, tu técnica a la hora de plantearte una historia, si corriges demasiado o no, si los personajes te guían o no,...En el fondo, estimado Luis, dejas tu mundo interior en cada párrafo, tus inquietudes, incluso tus temores. Y gritas con palabras escritas a todo el que te quiera escuchar-leer.
Sigue escribiendo hasta que sepamos escucharte.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Se me olvidaba decir que he acudido algunas veces a cafés literarios donde escritores que hace tiempo viven de ello (Almudena Grandes, Luis García Montero, Luis Mateo Díez, Juan Madrid, Rafael Chirbes, Rosa Montero, Eduardo Mendoza, etc, etc), contestaban a infinidad de preguntas sobre sus libros. Y sí creo interesante, para conocer a alguien que escribe, qué le llevó a escribir esta o aquella historia, saber de su mundo y los temas que son recurrentes en sus novelas. Creo que eso hace mucho más cercano al escritor y al lector.
ResponderEliminarOtro abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
A mí me gustó saber, por ejemplo,
Mos, muchísimas gracias por tu comentario, por meterte en estas letras, y por esos halagos.
EliminarNo ha sido este relato, sí en otras ocasiones, una historia que no sabía cómo seguirla. Desde el principio sabía todos los acontecimientos que podía insertar. Sí es verdad, que fui cambiando sobre la marcha pero toda la historia la tenía ya en la cabeza. Me hicieron falta más partes pero me agobié y tuve que terminar. Este ha sido un relato muy duro para mí, como ninguno antes, aunque es el primero que cuelgo aquí fuera de temáticas. Debo decir que me ayudé con algunas buenas herramientas, aunque claro está que no soy un oficial de primera sino un aprendiz. En mi escritorio, desde el domingo pasado hasta el miércoles que terminé, tuve a mano a Edgar Allan Poe, a José Ángel Mañas y sus "historias del Kronen" y a nuestra compañera Ángela Piñar y sus "Lunas de San Juan". También vi un par de películas de Scorsese a conciencia, leí sobre la "Naranja Mecánica" y escuché grupos de rock, aunque esto es más cotidiano.
Quería haberlos escrito los tres capítulos seguidos, pero me fue imposible. El martes tuve que despejarme con la ayuda de un buen amigo.
Aunque hay comentarios que opinan lo contrario, y eso está bien, por supuesto, esta historia es cruda de principio a fin.
Es todo un gustazo recibir estos comentarios y contrastar opiniones. Ojalá sigamos así.
Un abrazo
Admiro profundamente a la gente que puede escribir así en diferentes partes un buenísimo texto como este!
ResponderEliminarExcelente relato,se nota que te lo has currado,y reitero lo que siempre te digo,tu evolución es enorme!
Gracias, Luna. Me gusta leer tu comentario y te lo agradezco de corazón porque sé que ya llevamos un tiempecillo leyéndonos mutuamente.
EliminarBesos, muchos besos
Muy muy interesante ha quedado Luis.
ResponderEliminarLa escena en la parroquia cuando es atacada
me ha parecido inquisidora, muy lograda.
Sólo me queda una duda
a que niño se refiere Nichi cuando grita?
Un abrazo fuerte
Es una duda normal, cachis!! hay cosas que no he podido contar. Ese niño es Juan. Así lo llamaba ella.
EliminarGracias, Cielo. Ya no esperaba tu visita. Te lo agradezco.
En la escena de la parroquia he tenido que resumir irremediablemente, no pude hacerla más larga.
Un abrazo, Cielo!!!
Me ha gustado mucho este relato y veo que te lo has currado, ya que has enlazadado varios personajes, engendrando una historia principal, pero con muchas adyacentes. Enhorabuena.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Gracias, Fus! Me alegra encontrar tu comentario, me alegra mucho tu lectura y tu amable opinión.
EliminarUn abrazo
muchas gracias por tu huella Luis,la verdad es que por lo general los textos viejos llevan el año en que fueron escritos, y los de ahora no, por lo general escribo directo al blog y luego los copio al cuaderno, y después los corrijo jajaja, soy todo al revés
ResponderEliminarpero la gran mayoría no tiene corrección, sino que quedan como se parieron
no soy para nada ortodoxa en la elaboración de un poema, soy bastante al lote y desordenada
abrazos y mil felicidades para este inicio de semana
Bien, Elisa. Me alegra verte también desde face y encontrar tu respuesta aquí. Lo imaginaba... pues, bufff, cuánta inspiración, escribes mucho, poetisa. El desorden es siempre algo pendiente para el escritorª.
EliminarFelicidades para ti también!!!
Vaya,amigo, esto te ha quedado estupendo. He leído las tres partes de un tirón, pues la historia engancha y la prosa, ademas de trabajada, es agíl. Además, la banda sonora es cojonuda :)
ResponderEliminarBuena imaginación y buenas letras,amigo...espero que otro día te animes y cuentes tu particular historia con Nichi...por curiosidad.
Un abrazo.
HOMBRE!!! Qué alegría encontrarte de nuevo funcionando en estos rincones, Castelo!! Gracias. La banda sonora, de lo mejor, sí señor. La historia con Nichi... bueno, quizá ya la he contado en alguna ocasión, pero vamos, que da pa mucho, jajajajjaja.
EliminarUn abrazo, amigo, espero que vuelvas a escribir en tu blog y allí estaré deseoso de leer otro de tus grandes relatos, que no hay como esos en ningún sitio, con esa mezcla de calle, reflexión y crítica.
Muy entretenido, Luis. Es del estilo que me gusta: grandes metáforas y lenguaje sencillo para lps personajes. Seguimos hablando por la red!
ResponderEliminarEso es, Jorge. Me alegra volver a verte por aquí. Un saludo, compañero!!!
Eliminar